martes, 26 de enero de 2016

Amor a primera vista en una casa ibicenca de más de 400 años

Hoy me apetece salir de visita. Respirar aire puro y descubrir nuevas formas, estilos y maneras de vivir y entender la belleza. Esa que además de contemplarla se siente en cada uno de los poros de la piel. La que alimenta la vista y el alma a partes iguales. 

Y es que quiero adentrarme contigo en una casa en la que simpleza, naturalidad, tradición y sencillez reinan en cada uno de sus rincones haciéndolos dignos de admiración. Visitamos un paraíso entre muros de piedra y vigas retorcidas del que te aseguro no querrás salir. ¡Comenzamos!


Una cueva con más de 400 años

Entre almendros, cactus y olivos encontramos esta centenaria cueva convertida en casa ibicenca tradicional en la que los materiales naturales, las formas simples y la ausencia de artificios resultan los claros protagonistas de todos y cada uno de los espacios que en ella encontramos. Nos adentramos encontrándonos con el salón, claramente acogido por un antiguo y conservado techo de vigas de sabina vistas y retorcidas y la gran presencia de una másica madera natural empleada tanto en el mobiliario como en la carpintería.   




Simpleza y toque tradicional en los interiores

Apostando por la Ibiza trandicional, la rural propiamente dicha, los interiores apenas se tocaron, llegando incluso a conservar las puertas originarias con su 1,60 metros de altura. La única intención de sus dueños era desnudar el espacio para sacar a la luz la preciosa simpleza de los interiores


Bienvenid@ a la cocina

La única incorporación en la reforma de la casa por la necesidad de adaptarla a estos tiempos es la cocina. Observa cómo se ha empleado la misma madera tanto para la encimera colocada sobre la bancada de trabajo de la cocina como la utilizada para dar forma al sobre de la mesa y que tan bien sienta a sus patas realizadas con las mismas vigas de madera rescatadas del techo. El contraste ocasionado entre sus patas y la piedra con la que se encuentra revestido el suelo es de un encanto tan tradicional como inigualable.


Reinan los espacios funcionales

En el comedor, la presencia de esta amplia mesa balinesa junto a las cuatro sillas de terciopelo de los años 50 que la acompañan y la lámpara de cristal rescatada de un antiguo bar que cuelga sobre el conjunto, se encargan de dar forma a una práctica zona que no necesita incorporar nada más para cumplir su cometido: la funcionalidad. 


Estancias que invitan a soñar

Con los muros de piedra originales se muestra uno de los tres dormitorios existentes en la casa. Sobre alfombras de lana marroquí descansa un cómodo y gran colchón. Una silla de ratán de los años 60 ocupa una de las esquinas situadas a los pies de la cama. Como mesita de noche un taburete de madera artesanal e iluminando la estancia una lámpara con pantalla de rafia, siendo la encargada de dotar de cálida iluminación la estancia.  


Entramos a la zona de trabajo, en la que una lámpara de pie tunecina nos da la bienvenida a la estancia. Claramente delimitada por una alfombra de fibra natural, la zona de trabajo se encuentra iluminada por una graciosa, original y pequeña ventana encargada de dar entrada a la luz natural.


Pasamos al dormitorio de invitados seducidos por su puerta de entrada. Impresiona en ella la profundidad de sus muros apreciable con sólo mirar por la ventana. Una alfombra rescatada de la época es la encargada de dar el contraste y punto de confort al ambiente creado.  


Zona de reunión a la intemperie

Pasamos al patio interior que une la casa con otro pequeño apartado que alberga dos dormitorios de invitados. La presencia de la parra junto a la vegetación que brota entre la piedra con la que está revestido el suelo se encargan de dar ese toque campestre y hogareño propio de los patios de "pueblito bueno" :) En el centro y dando lugar a una zona de reunión a la intemperie, mesa y sillas traídas desde la India por los dueños de la casa.  


Y sintiéndolo en el alma, decimos adiós a esta preciosa y tradicional casa ibicenca, no sin antes mostrarte una vista de su jardín mediterráneo delimitado por un camino con borde de piedra con el que despedimos esta peculiar visita. 

Fuente: Revista AD
Espero que el recorrido por este paraíso ibicenco lleno de tradición, muros de piedra y vigas retorcidas te haya alimentado la vista y el alma. Ante todo un proyecto marcado por la funcionalidad, naturalidad y sencillez en las formas.

¿Qué te ha parecido la visita de hoy?

¡Buen y estupendo día!

Dori c.G.





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