Como te he dejado caer a través de fotografías y comentarios en alguna que otra red social, la semana pasada tuve la inmensa suerte de poder pasarla conociendo la isla de Lanzarote. Una preciosa experiencia marcada por un entorno cautivador, una gastronomía tan rica como sorprendente y la cálida acogida de sus gentes que te hacen sentir como en casa desde el minuto uno.
No es por poner los dientes largos, te prometo que no... y esto no es un blog de viajes, cierto. El motivo de la entrada de hoy va mucho más allá del puro turismo y de ahí mi necesidad de compartir contigo esta experiencia. La experiencia de percibir cómo una isla puede llegar a ser modelada por un artista.
Fuente: El País |
La imborrable huella de César Manrique
Pionero del ecologismo y defensor del respeto al entorno natural, su visión y necesidad de relacionar al hombre con la naturaleza impregna cada uno de los rincones de la isla.
Arquitecto, pintor, escultor y artista multidisciplinar. Tras finalizar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Madrid y exponer sus obras dentro y fuera de España, en 1964 se instala en Nueva York, la meca del arte por aquel entonces. Dos años después regresa definitivamente a Lanzarote, la tierra que lo vio nacer. Es entonces cuando inicia su proyecto más personal en el que la propia isla pasa a convertirse en el lienzo de sus creaciones. El amor por su tierra natal y su carácter arrollador se encargaron de hacer el resto.
Fuente: Fundación César Manrique |
En 1978 le concedieron el premio Mundial de Ecología y Turismo, y no es de extrañar, ya que en todas sus obras artísticas el esmero en buscar un diálogo respetuoso y de integración con el medio natural se convirtió en una constante de obligado cumplimiento.
Su marcada originalidad, respeto al medio natural y modernidad atemporal pueden disfrutarse en jardines, centros culturales, monumentos y miradores en Fuerteventura, Tenerife, La Gomera y El Hierro, pero sin duda es en Lanzarote donde su arte adquiere la máxima expresión a lo largo y ancho de la isla.
Puerta de entrada a la Fundación César Manrique. Tahiche (Las Palmas) |
Más que un artista
"Para mí, era el lugar más bello de la tierra. Y me di cuenta de que, si ellos eran capaces de verlo a través de mis ojos, entonces pensarían igual que yo"
César Manrique
Arte-naturaleza/Naturaleza-arte, una nueva ideología estética que terminó concretando en intervenciones y espacios públicos que si visitas la isla te aconsejo no dejes pasar. Buen ejemplo de ello son (de izquierda a derecha) los Jameos del Agua, el Jardín de Cáctus, su vivienda en Tahíche (actual sede de la Fundación César Manrique) y el Mirador del Río entre otras.
Además, en el trayecto que te lleve de una visita a otra, tendrás la suerte de poder disfrutar de diversas y variopintas esculturas también de su autoridad. El comúnmente conocido "Monumento al Campesino", su obra escultórica más importante, así como diversos "Juguetes de Viento", como él mismo denominaba a las esculturas móviles que danzan a merced de la brisa lanzaroteña ofreciendo un espectáculo tan admirable como mágico.
Jameos del Agua
Es el primer centro de Arte, Cultura y Turismo al que da forma César Manrique, siendo el vivo reflejo de la armonía entre naturaleza y creación artística. Aprovechando el interior de un túnel volcánico el artista creó un auditorio natural de sublime belleza que sin duda te dejará con la boca abierta nada más adentrarte en él. Junto a él, pero ya en el exterior, un lago artificial con palmeras que bien podría recordarnos al idílico oasis. Al mismo tiempo, en el nivel superior encontramos "La Casa de los Volcanes", uno de los centros de investigación de mayor reconocimiento.
Fuente: Quad et Nature |
Fuente: Ocio Lanzarote |
Fuente: Orquesta Clásica de Lanzarote |
Jardín de Cactus
Adentrarse en este jardín de estructura circular nos recuerda a las formas de los cráteres de la isla. Senderos empedrados y amplias escaleras nos invitan a conocer las distintas áreas ajardinadas del interior. Sin duda otro ejemplo más de intervención arquitectónica integrada en el entorno natural.
Fundación César Manrique
Recorrer sus habitaciones es la mejor forma de acercarse a la mente y firme convicción de este artista y es que su visión ecológica lo llevo a reconvertir un conjunto de burbujas volcánicas en su propia vivienda, donde actualmente pueden contemplarse obras del artista, así como también las pertenecientes a su colección privada.
Tras trasladar su lugar de residencia a la localidad de Haría movido por la necesidad de encontrar un remanso de paz donde pintar, (lugar que también te recomiendo visitar) convirtió esta casa en un museo y posterior sede de la Fundación César Manrique.
Fuente: Lanzarote3 |
Mirador del Río
Mimetizado en el ambiente con roca volcánica del entorno, el Mirador del Río es una obra de arte sobre la cima de un impresionante acantilado. La amplitud, libertad e inigualable sensación de verte envuelt@ entre nubes ofrece al mismo tiempo, y por si fuera poco, la mejor vista del archipiélago de las islas Chinijo con la Isla de La Graciosa como protagonista indiscutible.
Fuente: Elle |
La búsqueda de la armonía entre el arte y la naturaleza como espacio creativo, se sienten a cada paso y en cada nuevo lugar que descubres. Sin duda, la visita a una isla cargada de sensibilidad, belleza y conciencia por el medio natural que nos acoge en su seno. Un destino del que no pensarás que te despides, si no más bien al que sientes que sólo dices "hasta luego".
¡Nos vemos pronto Lanzarote!
¡Que tengas un estupendo día!
Dori c.G.